miércoles, 9 de noviembre de 2011

¿Realmente podemos decidir?

Lo bueno y lo malo en sí, no existen. El amor y el odio tampoco.
Lo que existen son las tendencias, que vienen determinada por tu educación, circunstancia e idiosincracia.
Tenemos tendencia a amar, a valorarnos y a tratarnos bien según estos tres factores, los cuales diferencian la personalidad de una persona en función de si son favorables o no.
Algo que nunca nos paramos a pensar es que todo, absolutamente todo lo que hace un ser humano lo realiza porque le parece gratificante. Incluso si crees que estás haciendo algo que no es correcto ( no vas a trabajar simplemente porque no tienes ganas) haces lo que te parece más oportuno, y al fin y al cabo, lo mejor para tí. Aunque ayudes a los demás, es lo mejor para tí porque en el fondo, te sientes mejor persona.
Incluso el violador que abusa sexualmente de una mujer lo hace porque lo encuentra gratificante.
Por lo tanto, te voy a empezar a explicar mi teoría de por qué una persona no puede ser mala de por sí, y por tanto, nadie es culpable de sus hechos.
Te pongo un ejemplo:
Una persona mata a otra, un hecho que se puede contar por centenas cada día alrededor del mundo.
¿Qué razones tuvo?:
-A)Educación:
Ésta persona no tuvo una educación digna o adecuada, y su forma subjetiva de ver lo que es bueno y malo es errónea y no se corresponde con lo que las personas que recibieron una correcta educación piensan.
-B)Circunstancia:
Nuestro círculo de amigos, ambiente de trabajo, situación económica ...  son nuestra segunda educación; que como tal, cambia nuestra conducta y puede corromper nuestra idea del bien.
-C)Idiosincrasia:
Puede que nuestro cerebro no tenga la capacidad en sí de entender el bien de manera correcta, y por tanto,  nuestros problemas psicológicos nos lleven a ejercer el mal .

Como ya expliqué antes, tendemos a hacer lo que de una manera u otra nos parece gratificante.. Realmente actuamos como máquinas dirigidas por estas tres pautas; educación, circunstancia e idiosincracia. Debido a ello, si realizamos el mal , de ninguna manera lo hacemos pensando que no sea lo correcto, y por ello, estamos exentos de culpa.
No somos más que meras computadoras guiadas por los axiomas de nuestro subsconciente.

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